Luces y sombras de la maternidad

 In Lorenza Madre

De madre a hija, de corazón a corazón, paseando entre los sentimientos de una nueva identidad…

Huelo el vapor de mi yogui tea y, de repente, es un día cualquiera de invierno.
Tú no estás, no eres siquiera un pensamiento, una idea, un sueño… no sé ni qué día es, pero soy yo.

Yo antes de ti. Yo sin ti.

Cuesta recordar cómo era, quién era…
¿Qué haces, cuando nadie depende de ti, cuándo eres dueña de tu tiempo, de tus cosas, de tu cuerpo?
¿Qué sentido tiene, la vida? Ya no lo recuerdo. Pero sí que tiene sentido, no lo dudo. Es que, simplemente, no lo recuerdo. Tampoco sé si lo supe, algún día, antes de ti.

A veces me gustaría volver atrás por un minuto para saborear esos momentos solo míos.
Pero siento que te echaría de menos…

Otras veces pienso en lo que siento por ti y busco entre las memorias de mis emociones… pero no hay nada igual.

Cuando te enamoras por primera vez sientes algo indescriptible, que no se puede razonar.
Cuando te quedas embarazada sientes algo aún más fuerte, pues te enamoras de un desconocido.

Ahora te miro crecer, día tras día, y me parece increíble haberte llevado dentro de mí.
Nunca fui capaz de imaginarte, tu cara fue una bonita sorpresa.
Ahora me veo reflejada en ti aún sin saber nombrar en qué.

Siento que eres mi refugio.

A tu lado no hay descanso… Pero cuando te tengo lejos, mi pensamiento descansa en ti.
Cuando las cosas no van como quiero, cuando me siento sola.
Cuando observo, desde la distancia, el vacío de lo mundano… vuelvo a ti una y otra vez y mi universo cobra sentido.

Poco importa lo que pase mañana, tú me traes siempre al presente, a ese momento que se esfuma y, al mismo tiempo, se hace eterno.

Eres mi refugio como lo son todas las cosas bonitas. Como lo son las esperanzas secretas de nuestros corazones, las ilusiones y las alegrías, los regalos de la vida.

Y aun así, tengo claro que no me perteneces.

Tenías una semana de vida cuando leía:

“Tus hijos no son tus hijos 
son hijos e hijas de la vida 
deseosa de sí misma. 
No vienen de ti, sino a través de ti 
y aunque estén contigo 
no te pertenecen.”*

…buscando descifrar lo que sentía por ti. Instinto de protección y miedo al apego. Deseo de apego y miedo a perderte. Miedo a la maternidad y, a la vez, unas ganas incontrolables de dejarme llevar, soltar el control…
¿Sabré darte lo que necesitas de mí?
¿Seremos capaces de querernos a pesar de todo?

Cayeron muchas lágrimas, desde entonces. Muchas gotas saladas e infinitos ríos blancos y dulces, que todavía corren entre nuestros cuerpos, que todavía alimentan nuestras almas. Y cada día siento más vivas estas palabras, que resuenan en mi corazón:

“Tú eres el arco del cual, tus hijos 
como flechas vivas son lanzados. 
Deja que la inclinación 
en tu mano de arquero 
sea para la felicidad.”*

*De: “Tus hijos no son tus hijos” (Kahlil Gibran)

***si quieres saber más sobre mis servicios, escríbeme para que nos conozcamos :)***

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